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enero 6, 2020Con el invierno parece que el jardín pasa a un segundo plano. Algo que es un error, ya que incluso con frío, hay labores de jardinería en enero que nos ayudarán a mantener nuestra naturaleza de cara a la próxima temporada primaveral.
Uno de esos grandes olvidados de nuestros cuidados suele ser el césped. Un manto verde y natural que, lejos de resistir sin más la bajada de temperaturas, tiene una serie de necesidades específicas.
Y es que, a pesar de que no crezca como en otros momentos del año, hay ciertos trucos para cuidar el césped en invierno.
Está claro que si previamente lo preparamos para el invierno (leer más: Prepara tu pasto para el invierno) protegimos el césped del invierno. Sin embargo, y más allá de esta precaución, es importante llevar a cabo algunas tareas añadidas vitales para su mantenimiento.
Para empezar, es importante retirar con un rastrillo las hojas secas y húmedas que estarán comenzando a descomponerse sobre el césped. Lejos de pensar que puede ser un buen abono natural, lo cierto es que la presencia de bajas temperaturas y hielo puede convertir las hojas no solo en una ayuda perfecta para que el césped se pudra sino, además, es una fuente ideal para uno de los grandes enemigos del césped: los hongos.
Precisamente por éstos últimos, es importante tomar algunas precauciones cuando cortemos el césped. En estos meses de frío, lo ideal es segar lo menos posible y, cuando lo hagamos, mantener un corte alto de la hierba. Así no solo ayudaremos a proteger las raíces del césped o a evitar que los malos compañeros del césped (el musgo y las malas hierbas, que tendremos que seguir eliminando en invierno) se hagan resistentes; sino que, además, procuraremos segar cuando ya está seco (evitando las horas posteriores a las heladas) para evitar la proliferación de hongos.
También por esto, tendremos que bajar considerablemente la pauta de riego del césped en invierno si no llueve. Hemos de tener en cuenta que las heladas conllevan rocío y, por ende, humedad. De ahí que con ella y con las lluvias sea más que suficiente para el césped. En caso de que no llueva o no hiele (cosa que supone en las últimas noches del invierno), lo ideal es regarlo una vez a la semana y en las horas centrales del día. De esta forma, facilitaremos que las horas de día nos ayuden a eliminar el exceso de agua y evitar (nuevamente) que pueda pudrirse.
Labores sencillas con una única finalidad: mantener, también durante el frío, en el mejor estado el césped de nuestro jardín.
Una apuesta de salud y futuro para que, en unos pocos meses, esté tan bonito como lo estaba la última primavera.