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enero 18, 2019Las especies en recipiente sufren más el frío que las plantadas en el suelo, por eso es necesaria una buena protección. Para proteger las plantas en maceta de las heladas invernales, interpón entre la tierra y el tiesto una hoja de ese plástico con burbujas de aire que se emplea para envolver los objetos frágiles. También puede ser con arpillera, una alfombra vieja, cartones o papel de diario. También puedes cubrir toda la circunferencia por afuera de la maceta con estos materiales. De esta forma actúan como aislante y conservan el calor de la tierra. Además, así también proteges al recipiente mismo, ya que muchas veces pueden resquebrajarse ante los cambios bruscos de temperatura, especialmente los de terracota o cerámica.
Otro riesgo del invierno es el viento, especialmente para las macetas de la terraza o el alféizar, ya que puede derribarlas. Para evitarlo, coloca dos o tres piedras de tamaño considerable sobre el sustrato del recipiente. Además, si introduces el tiesto en otro que tenga la base más ancha que el cuello, conseguirás el mismo propósito, ya que será difícil que se balancee.
Si el frío es extremo o ante la amenaza de heladas, es mejor cubrir toda la planta, especialmente por las noches. Si puedes, ponlas cerca de una pared, formando 2 o 3 filas, con las más altas detrás, instala dos tutores o estacas altos en los recipientes de los extremos y cúbrelos todos con plástico u otro material. Si no es posible ponerlas al lado de una pared, usa dos sillas o caballetes para formar una estructura de sujeción del plástico. En medio de las dos sillas agrupa los tiestos, con el ejemplar más alto en el centro y colocando un tutor alto. En cualquier caso es mejor orientarlas al sur. Encima, el plástico o arpillera. Recuerda destaparlas durante el día para que puedan respirar y evitar el exceso de humedad si las cubriste con plástico o para que les llegue la luz solar si las cubriste con arpillera.
Los arbustos y árboles jóvenes suelen ser sensibles al frío y al viento. Si vives en una zona muy fría, inserta cañas o estacas alrededor del ejemplar y después fija a éstas, con cuerda y grapas jardineras, varias capas de malla, láminas de plástico o algún tejido viejo, como una alfombra. Usa las protecciones desde principios o mediados de otoño, al menos durante las noches, y ya en invierno, todo el día.
Las plantas más delicadas y jóvenes, especialmente si son exóticas y provienen de zonas más templadas, es mejor trasladarlas durante el invierno a un invernadero, cobertizo, garaje, etc.
El riego también juega un papel importante:
El nivel de drenaje del suelo es fundamental para evitar que la tierra retenga las lluvias y riegos. La filtración y eventual congelamiento del agua bajo la superficie, causa mayores estragos en las plantas que la sola helada nocturna. Tener esto en cuenta sobre todo con los cultivos de rocalla, maceteros, jardineras, y en los terrenos hacia donde bajan las pendientes. Durante el invierno evitar regar las plantas durante mucho rato. La frecuencia y volumen de riego se debe disminuir desde fines del verano, claro que de modo progresivo. Dos consejos para cuidar las plantas de interior que sufren falta de oxígeno y sequedad por la calefacción: riego mínimo o nulo, y -en cambio- aspersión sobre el follaje para propiciar mayor humedad ambiental. Además, sacar un poco de la tierra más superficial y en su lugar depositar turba húmeda con ripio grueso previamente lavado.
Cuando las temperaturas son superiores a 0ªC, muchas de las plantas de jardín y terrazas lo pasan realmente mal, sobre todo en el interior de la Península o en las zonas de montaña. Hay ejemplares que, pese a soportar las bajas temperaturas, necesitan cierta protección porque resultan las más vulnerables, como las plantas de flor, o las recién plantadas.
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