Una de las principales preocupaciones de los usuarios a la hora de cuidar del jardín es la manera de proporcionar agua a sus plantas. Sin el riego necesario lo que hemos plantado no va a crecer y florecer de la manera esperada, y además, se deben seguir una serie de especificaciones mínimas para regar adecuadamente, pues ello depende de diversos factores como el tipo de planta, la estación del año, las temperaturas reinantes, etc.
El agua es un bien necesario y escaso. Hay voces que dice que ante una escasez de agua no se deben tener plantas, pero la verdad es que ante su escasez, lo que sí hay que hacer es una adecuada gestión de ella. Tener un jardín es amar a la naturaleza y por tanto, marca las bases para aprender a ahorrar en agua con el fin de no gastar más de lo necesario. Toda inversión que hagamos en este sentido es poca para ofrecer un riego optimizado y el estrictamente necesario para nuestras plantas.
¿Qué debemos tener en cuenta?
Para ahorrar agua en el jardín tendremos en cuenta factores como la estación del año, la temperatura ambiente general, el tipo de planta, el tipo de terreno, la organización del jardín… y los diversos sistemas de riego actuales para ver cuál es el óptimo para cada espacio.
Según la estación del año y momento del día
La cantidad de agua a utilizar en el riego del jardín depende en gran medida de la estación del año y del lugar donde nos encontremos. Como una regla base, desde principio de primavera y cuando comienzan a subir notablemente las temperaturas el riego debe ser ya continuado, en ocasiones de 1 a 2 veces al día y preferentemente por la tarde porque el calor del sol hace que el agua se evapore antes. En verano, podemos exceder el riego de 2 veces por día, también a última hora. En otoño, basta regar una vez al día y también es recomendable hacerlo o por la tarde o al levantarnos, es decir a primera hora. Mientras que en invierno podemos distanciarlos cada dos días o más.
Pero estas indicaciones son sólo unas reglas generales y orientativas ya que también hay que tener en cuenta las necesidades particulares de cada especie en concreto y de la climatología puntual. Si por ejemplo hay mucha lluvia, si es una primavera con poco sol o bien si de repente el otoño es el más caluroso de hace años, modificaremos las pautas de riego a las condiciones reinantes.
En cuanto a la observación de realizar los riegos a última hora de la tarde, nos referimos a momentos en el que la fuerza del sol ha perdido su fuerza. Debemos hacer la matización de que las hojas y flores de las plantas regadas deben de llegar secas a la noche, para evitar riesgos de ataques de algunos hongos que prosperan cuando la humedad es prolongada en exceso en el tiempo.
Dependiendo del tipo de planta o especie
La cantidad de agua a emplear en el riego no es la misma para un árbol frutal que para una hortaliza, ni tampoco para un arbusto que para una pequeña planta de temporada, e incluso para según qué tipo de césped podemos tener en nuestro jardín. Por ejemplo en aquellas plantas de tipo arbustivo que suelen ser bastante comunes en toda clase de jardines para separar espacios, se necesita una media de unos 40 litros/m2 una vez a la semana. Mientras que para las plantas anuales o bianuales (también llamadas plantas de temporada) es suficiente con 9 litros/m2 cada dos días, aproximadamente. Por otra parte, aquellas plantas pequeñas que tenemos en macetas o jardineras, requieren de un riego diario y constante dado el limitado volumen de sustrato del que disponen.
Por lo tanto, es conveniente estar informados de las necesidades propias de aquellas especies que tengamos en balcones y jardines para adecuarles la cantidad y frecuencia del riego, optimizando la cantidad de agua utilizada al máximo.
Diversos sistemas de riego
Cuando tratamos los diferentes sistemas de riego que se pueden utilizar en el jardín o pequeño huerto urbano, nos referimos a métodos más o menos técnicamente desarrollados para repartir el agua durante el riego. Decidir cuál es el mejor es un error o por lo menos un dictamen poco serio ya que su elección depende de la disponibilidad de agua y calidad de la misma, tipo de jardín y especies plantadas en él, la distribución las mismas,… incluso presupuesto económico para su implantación. A continuación mencionamos algunos tipos de riego:
Riego con aspersores: El riego por aspersión es un sistema moderno y adecuado que permite el control del agua. Encontramos diversos tipos: fijos, móviles, circulares o giratorios. Estos también pueden ser de ubicación fija o móvil en el jardín. Por cierto, algunos de ellos permiten que los más pequeños de la casa jueguen con el agua en épocas calurosas del año.
Riego por goteo: El riego localizado de goteo es uno de los más eficientes en el ahorro de agua ya que esta se localiza solamente en aquellas zonas cercanas a la planta. Bien programados los riegos se suministra la cantidad justa que corresponde a cada tipo de planta. Además es factible para plantas de interior y exterior e ideal cuando el usuario se va de vacaciones.
Riego a través de difusores: Suele ser un sistema de tamaño más reducido que los aspersores, por esto se suelen utilizar en espacios más pequeños.
Riego con manguera: Es un sistema tradicional, pero las nuevas tecnologías y materiales han dado con mangueras distintas, flexibles y hasta extensibles, para mejorar la comodidad del usuario y del riego en general.
Algunos trucos para ahorra agua
Mulching o acolchado de las base de las plantas. Este truco hace que el agua del riego, una vez atravesada la capa de mulching o acolchado, llegue al sustrato, no se evapore y con ello quede a disposición de la planta en su totalidad. Tiene bajo coste y uno mismo puede hacerlo para su jardín, cubriendo el suelo de cultivo del jardín con diversos elementos de origen natural como corteza de pino, marmolinas, etc.
Regar en las horas de menor calor. Como hemos apuntado anteriormente, es mejor regar las plantas a primera hora de la mañana o bien al final del día para que el agua no se evapore a causa del sol.
Agrupar plantas en zonas. Otro truco para gastar menos en agua es poder agrupar las plantas en el jardín según zonas y necesidades de las mismas a la hora de su plantación. Con ello, el riego va a ser adecuado al grupo de plantas con similares necesidades y no en exceso porque alguna de las especies así lo requiera con respecto al resto.
Agua de lluvia. Recoger el agua de lluvia es otro consejo para regar de forma responsable.
En todos los casos, una escasez o coste elevado del agua no es una excusa para no tener plantas o jardín. Disponemos de sistemas y programadores de riego ideales para una correcta gestión del riego. Si a ello le sumamos una actitud comprometida podremos disfrutar de nuestras plantas de forma respetuosa con el medio ambiente.
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