Hay aproximadamente 350 mil especies de flores clasificadas y la mayoría de estas no resultan perjudiciales para el hombre ni los animales. Sin embargo, hay excepciones y las apariencias pueden engañar.
Algunas de las hermosas y deslumbrantes flores que adornan la naturaleza, pueden guardar un lado oscuro, que intoxica y puede llegar a matar a quien se atreve a jugar con ellas. Dale un vistazo a estas flores preciosas, pero terriblemente peligrosas.
7. Kalmia latifolia.
La Kalmia latifolia, popularmente conocida como laurel de montaña, produce delicadas flores blancas y rosadas hacia el final de la primavera, un espécimen endémico de los Estados Unidos. Es una flor bellísima, pero por debajo de ese frágil exterior se encuentran las entrañas de un asesino.
Las dos principales toxinas en esta flor son la grayanotoxina y la arbutina, pero la primera es la realmente preocupante. La grayanotoxina provoca de forma simultánea un efecto en el que el corazón late de forma peligrosamente rápida y también de forma muy lenta. El resultado final es un ataque cardiaco, pero sólo si llega a consumirse en grandes cantidades.
En dosis menores, las toxinas de la flor provocan respiración irregular, salivación excesiva, pérdida de la coordinación motriz, vómito, diarrea, debilidad y convulsiones.
Lo peor de todo es que ni siquiera se tienen que comer las flores para pasar por todo eso, pues la miel de las abejas que visitan a la Kalmia latifolia contienen todas las propiedades toxicas de la flor. Los griegos llamaban a este producto “miel loca” y lo utilizaron para derrotar a Jenofonte de Atenas alrededor del 400 a.C., obviamente la miel toxica no provenía del polen de la Kalmia latifolia, sino de los rhododendrons.
6. Jacobaea vulgaris.
La Jacobaea vulgaris también conocida como Hierba de Santiago es una planta de suma importancia para el ecosistema en que florece. Muchos insectos se alimentan a partir de ella. Gracias a esto, la presencia de las flores resulta interesante para las sociedades de conservación.
Sin duda es una buena noticia para los insectos, pero una muy mala para todas las otras especies. La Organización Mundial de la Salud confirmó la presencia de por lo menos ocho alcaloides tóxicos en esta planta. El problema es que, contrario a la mayoría de los venenos, que rápidamente abandonan el organismo, los alcaloides de la Jacobaea se acumulan con el tiempo.
De esta forma, las toxinas acumuladas resultan en cirrosis. Sin embargo, la toxicidad va empeorando la condición del hígado de forma silenciosa y, cuando la persona empieza con la sintomatología, ya es demasiado tarde. Desafortunadamente, estas toxinas también afectan la miel producida por las abejas que visitan las flores de esta especie, así como a la leche de las cabras que comen esta flor.
5. Veratrum.
El Veratrum se cultiva generalmente con fines ornamentales. Sin embargo, la belleza de esta flor llega hasta ahí, pues cada trozo de la planta es letalmente toxico. La sintomatología inicial de envenenamiento por Veratrum son violentos dolores de estómago, que normalmente inician a los 30 minutos de la ingesta.
Gracias a que las toxinas ingresan en el torrente sanguíneo, tienen un camino mucho más corto hacia los canales de sodio, que actúan como compuertas que permiten que el sodio fluya a través de los nervios, provocando una reacción. Eso resulta en convulsiones y latidos acelerados y lentos del corazón, pudiendo resultar en un ataque cardiaco o un estado de coma. Se cree que este fue el veneno con que asesinaron a Alejandro Magno.
4. Cerbera odollam.
En la India, la Cerbera odollam es conocida como “árbol del suicidio”, ya que sus flores y semillas son altamente toxicas. Puede convertirse en un arma letal en las manos equivocadas. En un lapso de 10 años, por lo menos 500 muertes fueron confirmadas en la India teniendo como causa la ingestión de la Cerbera, que mata gracias al efecto de un potente glucósido llamado cerberin.
El cerberin comienza a tener efecto después de sesenta minutos y la sintomatología puede denominarse como una “muerte amable”. Tras un leve dolor en el estómago, la persona entra en coma y su corazón deja de latir. Todo el proceso puede ocurrir en nada más que tres horas.
Se considera el arma de un crimen perfecto, pues el componente químico se hace indetectabledespués del envenenamiento. Un equipo de investigadores en la India cree que hasta el doble de personas (del número citado anteriormente) pueden haber muerto con esta intoxicación, en casos de homicidio, donde se creía que se trataba de una muerte repentina.
3. Sanguinaria canadensis.
Simplemente conocida como Sanguinaria, la Sanguinaria canadensis crece en el este de América del Norte. Los nativos americanos acostumbraban a emplearla como un colorante ornamental, pero también se utilizaba para provocar abortos. Una cantidad mayor podría llevar a la persona a un coma.
A últimas fechas, empezaron a utilizarla de forma indiscriminada como un remedio casero para el cáncer de piel, pero evidentemente, los resultados fueron terribles. La sanguinaria contiene una sustancia química llamada sanguinarina la cual, además de ser una toxina peligrosa, es una sustancia escarótica, es decir, que tiene capacidad para producir corrosión de tejidos vivos.
Las sustancias escaróticas matan el tejido y lo rompen como una gelatina, dejando a su paso una cicatriz negra llamada escara. En otras palabras, colocar una pomada hecha a base de estas flores hace que las células de la epidermis, literalmente, se maten. Lo mismo sucede en el interior.
El componente inhibe una enzima que hace un trabajo primordial de bombeo de sodio hacia el exterior de las células y de potasio al interior. Cuando eso sucede, todas las funciones del cuerpo se detienen. El resultado, creo que puedes imaginarte cual es.
2. Adenium obesum.
Originaria de África, la Adenium obesum ha sido empleada durante siglos como un veneno de lanzas y flechas. La “rosa del desierto”, como se le llama a la preparación toxica, se fábrica hirviendo la planta durante 12 horas hasta que se retira todo el extracto y el líquido se evapora.
La sustancia viscosa resultante es un veneno altamente concentrado. Es tan tóxico que un animal, al ser alcanzada por una flecha envenenada, apenas consigue huir una distancia de dos kilómetros. De esa manera, los cazadores consiguen darles alcance fácilmente mientras los animales agonizan.
Para que te des una idea, esta planta ha sido empleada por las tribus de África para matar animales de gran tamaño como los elefantes. La planta posee una sustancia química llamada ouabain, que produce insuficiencia respiratoria casi inmediata en dosis elevadas. Si es capaz de derribar animales tan grandes, imagina lo que puede hacer con un humano.
1. Oenanthe crocata.
En 2002, ocho turistas que se encontraban en Argyll, Escocia, decidieron alimentarse con algunas raíces de unas plantas próximas al lugar que estaban visitando. Después de recoger las plantas, volvieron al lugar donde se hospedaban y agregaron su recolección a un plato de curry.
Al día siguiente, cuatro fueron a parar al hospital. Lo que ellos pensaban era chirivía (una hortaliza muy consumida en regiones británicas) era realmente Oenanthe crocata. El consumo de esta planta tiene una tasa de mortalidad de hasta el 70%. Sin embargo, el pequeño grupo de turistas tuvo mucha suerte, pues ninguno de ellos murió.
Además de ser letal, dependiendo de la dosis, esta planta tiene una propiedad toxica muy interesante. El compuesto asesino, llamado Enantotoxina relaja los músculos alrededor de los labios y obliga a la persona intoxicada a sonreír, incluso cuando está en medio de convulsiones fatales.
Según los registros históricos, la planta era empleada en Grecia desde el siglo VIII a.C., cuando Homero acuñó el término “sonrisa irónica” para describir la sonrisa macabra que adornaba el rostro de las personas víctimas de este veneno.