Para muchos, la estación preferida es la primavera. Ya que la temperatura resulta ser más agradable, los días se alargan y los campos y jardines se llenan de miles de flores de colores. Incluso, todavía en invierno, a finales de febrero, podemos ver cómo algunas plantas empiezan a activar sus mecanismos de crecimiento, apareciendo las primeras yemas, nuevos brotes y en algunos casos, las primeras flores.
Aunque es cierto que es en primavera cuando somos testigos de la mayor explosión floral. Al llegar esta estación, cuando las temperaturas suben, las plantas que se han mantenido inactivas durante los meses de invierno, despiertan al producirse en ellas unas hormonas conocidas como auxinas, que fomentan el crecimiento de las células vegetales hacia la luz.
Pero las auxinas también son las responsables de los cambios que se producen en sus raíces, frutos y hojas, favoreciendo el desarrollo de determinadas partes de la planta o inhibiendo sus crecimiento. Por eso, estas hormonas son muy utilizadas por los jardineros y agricultores para lograr en enraizamiento de esquejes y conseguir que las plantas se propaguen con mayor facilidad o que produzcan frutos sin haber sido polinizadas.
Pero, ¿sabes porque salen más flores en primavera que en cualquier otra época del año? Según diversos estudios realizados por la Universidad de Ciencias Agrícolas de Suecia, la Universidad de Kioto, la Universidad de Texas o el Instituto Max Plank de Tübingen, las plantas tienen la capacidad de reconocer la estación en la que nos encontramos gracias a las proteínas de sus hojas, que pueden percibir la cantidad de horas de sol, la temperatura y la duración de los días. De esta forma, pueden saber cuáles son las condiciones ambientales son idóneas para florecer y conseguir ser polinizadas.
En invierno, cuando hace frío, las plantas se mantienen en un estado de hibernación, como si estuvieran dormidas. Poseen un gen represor que les indica que en ese momento deben parar la floración, pues de los contrario, sus flores no podrían soportar las bajas temperaturas y no podrían ser polinizadas.
Cuando las temperaturas y las horas de luz aumentan con la llegada de la primavera, las plantas lo detectan y van despertando, con lo que empiezan a brotar pequeñas hojas. Después de varios meses de frío, el gen represor llega alcanza su culmen y empiezan a desarrollar las proteínas necesarias para florecer. Un fenómeno conocido como vernalización, que consiste en que cuando se somete a una planta a bajas temperaturas durante un periodo de entre 30 y 40 días, se activa el gen que impide el florecimiento.
Así pues, es el periodo de frío al que las plantas están expuestas previamente, los que las hace florecer con la llegada de la primavera, garantizando su éxito reproductivo. La molécula de ARN que es capaz de identificar las condiciones ambientales es el Coldair, que actúa como memoria en las plantas cuando pasan entre 30 y 40 días de frío. Es entonces cuando el gen FLC, deja de actuar, suprimiendo la floración gracias a otro gen que lo silencia, llamado Coolair.
Cuando las flores son polinizadas, las altas temperaturas del verano y las temperaturas templadas del otoño mantienen activo el gen FLC, impidiendo la floración de las plantas en estos meses. Con la llegada del invierno, las bajas temperaturas hacen que los niveles de FLC deciendan debido al aumento de la expresión del gen. Cuando se alcanza el máximo de Coolair se inicia la expresión del gen Coldair, que se ocupa de cerrar el proceso de inhición de la floración, haciendo que aparezcan las flores.
Con lo cual, para que la planta experimenta la vernzliación, es necesario que se dé una prolongada exposición al frío superior a un mes. Solamente así pueden acumularse niveles suficientes de Coolair para conseguir el pico máximo. Posteriormente, cuando las flores son polinizadas durante los meses de primavera, dan fruto y esparcen sus semillas para dar lugar a otras nuevas plantas, dejan se generar flores para evitar un gasto innecesario de energía.
Entendiendo este fenómeno es fácil saber cómo funcionan los invernaderos, con los que se consigue que podamos disfrutar de flores todo el año, incluso fuera de temporada. Basta con controlas las temperaturas creando inviernos y veranos artificiales para «engañar» a las plantas. Los horticultores colocan sus plantas en ambientes fríos durante varias semanas y después les proporcionan un ambiente con temperaturas más altas para que empiecen a florecer en unos días. De esta forma, crean un invierno artificial que hace que las plantas puedan florecer fuera de su época natural.
El problema es que el aumento de las temperaturas debido al cambio climático también está trayendo consigo que muchas plantas se confundan y que florezcan antes de la primavera o que mantengan sus flores hasta bien entrado el invierno. Esto está provocando que se altere la época de floración, lo que resulta muy perjudicial, ya que los insectos que las polinizan y las aves que transportan las semillas pierden la sincronización, provocando una gran pérdida de la biodiversidad.