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El muérdago es una de esas plantas que aparecen cada diciembre en películas, decoraciones y tradiciones familiares. Pero detrás del famoso beso navideño hay una planta sorprendente, con formas peculiares y una vida muy distinta a la que imaginamos. Aquí te cuento algunas curiosidades que la hacen tan especial.
Una planta que vive sobre otras
El muérdago no crece desde el suelo como la mayoría. Prefiere instalarse en las ramas de los árboles y vivir ahí durante años. No los mata, pero sí toma agua y nutrientes directamente de ellos. Por eso se le llama una planta semiparásita.
Siempre verde, incluso en pleno invierno
Cuando los árboles pierden sus hojas, el muérdago sigue firme, redondo y verde. Esta resistencia al frío hizo que antiguas culturas lo vieran como un símbolo de vida en los días más oscuros del año.
Su forma esférica es natural
No está podado, no está arreglado: el muérdago crece formando una bola casi perfecta. Esa es una de las razones por las que destaca tanto cuando lo ves colgado entre las ramas desnudas de un árbol.
El famoso beso bajo el muérdago
La tradición no nació en la Navidad moderna, sino en creencias europeas muy antiguas. Se pensaba que el muérdago traía buena fortuna y protección. Con el tiempo, se convirtió en el símbolo perfecto para un beso especial durante las fiestas.
Bayas bonitas, pero tóxicas
Sus frutos blancos se ven delicados y decorativos, pero no deben comerse. En personas y mascotas pueden causar malestar, aunque para las aves resultan un alimento seguro.
Puede vivir más de una década en el mismo árbol
El muérdago crece despacio, pero se mantiene firme. Puede durar muchos años sin perder su forma redonda y sin causar problemas si su presencia no es excesiva.
Un pequeño refugio para aves
Varias especies de aves usan los arbustos de muérdago como nido y también se alimentan de sus bayas. Ellas, sin saberlo, ayudan a la planta a viajar: las semillas pegajosas terminan en otras ramas y ahí comienza una nueva vida.
El muérdago es mucho más que un adorno navideño. Es una planta que ha acompañado a culturas antiguas, que resiste los inviernos más fríos y que sorprende con su forma y manera de vivir. Entender estas pequeñas curiosidades hace que la veamos con otros ojos la próxima vez que alguien mencione un beso bajo sus hojas.
